miércoles, 18 de diciembre de 2013

18/12/13

El cambio al siglo XXI trajo consigo un fuerte aumento de la población. Sin embargo, el crecimiento no se ha extendido de forma uniforme por todo el territorio español sino que en la cuenca mediterránea, las islas, Madrid y sus provincias limítrofes se ha dado un mayor crecimiento frente al crecimiento estancado o débil del interior y noroeste.

La natalidad ha venido bajando progresivamente durante el último siglo. En ello ha influenciado el hecho de que en las sociedades desarrolladas los hijos son una carga económica y se les debe criar de la mejor manera por lo que se tiende a tener menos hijos. Además, la maternidad y paternidad ya no son el principal objetivo de algunas personas. Muchas mujeres se han incorporado al mercado laboral por lo que tienden a tener hijos más tarde. También ha influido la legalización de los anticonceptivos en los años ochenta  A esto le sumamos que desde hace varios años nos encontramos en una recesión económica y la gente al no tener trabajo vive más tiempo en casa de los padres por lo que se tarda más en formar una familia.
Gran parte de los nacimientos de España en esta última década proceden de madre extranjera.



En esta imagen podemos ver la evolución de la natalidad en España desde 1975 hasta 2012. Ha ido decreciendo desde 1976 hasta 1996 que ha empezado a subir de nuevo hasta 2006 que empieza nuevamente a descender.

La mortalidad en España en la época contemporánea se puede explicar con el término efecto yoyó. Las tasas de mortalidad han ido cayendo desde mitad del siglo XIX. Esta caída se explica por mejoras alimentarias, sanitarias e higiénicas. Hoy en día, las causas más frecuentes de muerte en España son por la morbilidad de algunas enfermedades como las cardiovasculares y el cáncer. Las tasas de mortalidad infantil también han ido cayendo y desde finales de los noventa del siglo XIX se han mantenido por debajo del 5 por mil siendo en 2007 de 3,67.


En el mapa anterior podemos ver la mortalidad en 2007. Las comunidades autónomas con mortalidad de menos de 8 por mil son Madrid, Murcia, Islas Baleares y las Islas Canarias. Las que tienen una mortalidad entre 8 y 10 por mil son Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Cataluña, País Vasco, Navarra y La Rioja. Y las que más mortalidad tienen con más de 10 por mil son Galicia, Asturias,Cantabria, Castilla y León y Aragón.

La esperanza de vida ha ido aumentando mucho en el último siglo. En 2005, la esperanza de vida era de 80,23 años. Esta cifra duplica la esperanza de vida de principios del siglo XX. España se sitúa entre los países del mundo con población más longeva. Las mujeres tienen una esperanza de vida mayor que los hombres.


En esta gráfica, observamos cómo ha ido creciendo la esperanza de vida desde el año 1975 hasta 2010. Situándose en un 81,9 en el último año analizado.


Este ha sido el crecimiento de la población española en lo que llevamos de siglo XXI.

En conclusión, debido al desarrollo de la sociedad y a la recesión económica por la que está atravesando el país cada vez hay menos nacimientos porque los niños suponen una carga económica y muchas personas se encuentran desempleadas. Las personas cada vez son más longevas debido a una gran esperanza de vida.



martes, 17 de diciembre de 2013

17/12/13

Durante el siglo XX, el crecimiento demográfico siempre ha sido positivo pasando de los 18,6 millones en 1900 a los 40,5 millones en el año 2000.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, comienza la transición demográfica por la que pasa España hasta el año 1960.
Durante las primeras etapas de la transición demográfica comienzan a notarse los cambios. Primero, las tasas de mortalidad se reducen por los avances sanitarios y después también se reducen las tasas de natalidad. Aunque todo esto ocurrió sobre todo en sociedades urbanas.
Es a partir del siglo XX cuando el ritmo empieza a acentuarse.
Aunque las tasas de mortalidad tienen dos repuntes: la gripe de 1918 que provocó 300.000 muertos y la Guerra Civil (1936-1939). La Guerra Civil tuvo varias consecuencias demográficas y económicas. Provocó pobreza lo que provocó mortalidad.

Después de la Guerra Civil se produce una subida de las tasas de natalidad hasta mediados de los años 60, lo que se conoce como baby boom.


En la primera fase y parte de la segunda observamos el ciclo demográfico antiguo. En la segunda y tercera fase se puede notar la Transición demográfica. En la cuarta y quinta fase ya se ha implantado el ciclo demográfico moderno.


En esta imagen podemos ver la evolución de las tasas de natalidad y mortalidad desde el año 1886 hasta 2006 lo que representaría parte de la representación demográfica y ya a partir de los años 60 del siglo XX el modelo demográfico moderno. Se puede ver un claro descenso de las dos tasas durante los años representados en la gráfica. 

El modelo demográfico moderno se caracteriza por unas tasas de natalidad y mortalidad reducidas. Entre los años 60 y 80 del siglo XX la natalidad sigue cayendo  y la mortalidad incrementó por el envejecimiento progresivo de la población lo que provocó una reducción del crecimiento natural.

A principios del siglo XX, la esperanza de vida de la población española rozaba los 40 años.
En la siguiente gráfica podemos ver su evolución: 


La evolución tiene algunos altibajos. Se puede observar cómo a partir de 1910 empieza a crecer la esperanza de vida y entre 1915 y 1920 hay un decrecimiento hasta los 30 años. A partir de 1920 empieza subir de nuevo habiendo otra reducción entre 1935 y 1940. Posteriormente, hay un crecimiento continuo llegando en el año 200 a superar los 80 años de edad en las mujeres y los 70 en los hombres.

Durante el siglo XX, hay varios censos de población y son mucho más fiables que los de los siglos pasados:
- Censo de 1900 - Censo de 1910 - Censo de 1920 - Censo de 1930 - Censo de 1940 - Censo de 1950 - Censo de 1960 - Censo de 1970 - Censo de 1981







miércoles, 11 de diciembre de 2013

11/12/13

El siglo XIX comienza con una crisis demográfica seguida por la GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808 - 1814) que fue una guerra entre España y Francia.
Esta guerra provocó muchas muertes puesto que hubo varias epidemias durante la trayectoria de la guerra y en algunas provincias hubo crisis de subsistencia. La destrucción de las cosechas provocó la mala alimentación de las personas por lo que también influyó en las muertes. 



En este gráfico podemos ver la evolución de la mortalidad durante los años 1800 y 1815. Observamos que es en Madrid capital donde hay el mayor número de muertes. En 1804 la alcanza Castilla-León rozando los 250.000, seguida por Asturias y Castilla la Nueva. Entre 1808 y 1810, Asturias y Cataluña predominan en la mortalidad. Finalmente, entre 1811 y 1813 Madrid capital alcanza un máximo entre 300.000 y 350.000 que luego va descendiendo para situarse en 1815 por debajo de los 100.000.
Sobre Andalucía podemos decir que lleva un ritmo de altibajos puesto que al combinarse las altas tasas de natalidad con las de mortalidad se mantiene más o menos constante alrededor de los 100.000.

El crecimiento económico que se había dado desde mediados del siglo XVIII se frena debido a la interrupción del comercio con América y la poca producción agrícola por los desastres de la guerra.

En el siguiente video se explican las consecuencias de la Guerra de la Independencia:




A partir de 1830, comienza de nuevo el crecimiento de la población, con grandes tasas de natalidad y de mortalidad, que fue más lento con respecto al resto de Europa. Muchos españoles emigraron a otros países para mejorar su situación.
El crecimiento de la población fue mayor en la periferia que en el interior lo que provoca una distribución geográfica desigual.

Después de las guerras carlistas y del cólera que llegó a España por primera vez en 1833, fue en la segunda mitad del siglo XIX cuando empezó a ralentizarse el crecimiento de la población aunque seguía sin ser al ritmo europeo.

Durante este siglo hubo varios Censos que están recogidos en la INE: 
- Censo de 1857
- Censo de 1860
- Censo de 1877
- Censo de 1887
- Censo de 1897

Al producirse las guerras coloniales en las que los países sudamericanos se independizan de España, hay una menor emigración hacia estos países.

A finales del siglo, la esperanza de vida roza los 40 años.
España pasó de tener 10,5 millones de habitantes en 1801 a 18,6 millones en 1900.









miércoles, 4 de diciembre de 2013

04/12/13

Entre 1712 y 1717 se realiza el llamado Vecindario de Campoflorido que calculó que la población española ascendía a 7.500.000 personas. En 1772 se realiza el Catastro del Marqués de la Ensenada que calculó unos 9.400.000 habitantes en aquella época. Aunque las cifras no son exactas nos permite observar que hubo un importante crecimiento de la población española en el siglo XVIII. 
En el siglo XVIII, el impulso demográfico se notó más en los territorios costeros que en el centro peninsular.

En esta época España cuenta con un modelo demográfico de corte antiguo que se caracteriza por tener unas tasas de natalidad y mortalidad muy altas. Además de una esperanza de vida muy baja que a principios del siglo XVIII era de 25 años.
Al nacer menos personas de las que morían, la población crecía muy lentamente.
La Primera Revolución Industrial (1760-1830) no afectó demasiado a España puesto que ésta se industrializó más tarde debido a varios motivos:
- No se produjo anteriormente una Revolución Agrícola.
- Atraso tecnológico.
- La economía estaba arruinada debido a la GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808-1814).
- Bajo crecimiento demográfico debido a la guerra.
 (Aquí vemos como la economía influye en el crecimiento de la población puesto que si no se tiene dinero no hay forma de mejorar la sanidad ni de alimentarse correctamente por lo que habrá altas tasas de mortalidad y, aunque haya altas tasas de natalidad también, las tasas de mortalidad infantil son elevadas.)
- El proteccionismo.

Este mapa muestra la población según el censo de Floridablanca (1787) y en él podemos observar que las provincias con mayor densidad se encuentran en el norte de España: Pontevedra y Guipúzcoa con más de 60 hab/km². Mientras que las provincias con menor densidad son las que están en el centro de España y destaca Cuenca con 8,65 hab/km². 


En este mapa podemos ver la variación de la población española entre 1787 y 1857. La provincia que más destaca por un crecimiento de +90% es Barcelona, seguida por Lérida y Almería. Mientras que la provincia con menor crecimiento acumulado es Cuenca con unos datos que están entre 0% y 40%.